Por Denys Silva
La Guaira, 30 Jul. AVN.- Interesante y enriquecedora ha sido la investigación arqueológica que se ha desarrollado en el Cementerio de los Extranjeros de La Guaira, estado Vargas. El lugar este año ha sido visitado por unos 120 estudiantes de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que no desaprovecharon el llamado del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) para desenterrar parte de la historia nacional de finales del siglo XIX y principios del XX.
Estos estudios pudieran catalogarse como los primeros que se realizan en Venezuela en cuanto a la arqueología de la muerte, indicó la tesista Albany Monroy, quien también preside el Grupo de Investigaciones Arqueológicas de esta casa de estudios, bajo la guía del profesor Carlos Alberto Martín.
“Estamos hablando del primer proyecto de tesis de grado que se realiza en el país en esta área”, destacó la estudiante, quien afirmó que la iniciativa del gobernador de Vargas, Jorge Luis García Carneiro, abrió todo un abanico de posibilidades por descubrir para quienes abrazan el conocimiento científico en estas áreas. “Los resultados han sido los esperados, e incluso han superado las expectativas”, comentó.
La joven resalta que han contado con el apoyo del IPC, la Logia de Unanimidad número tres de La Guaira y la Fundación Historia, Ecoturismo y Ambiente (Fundhea) para la realización de tres jornadas masivas de investigación los sábados 21 marzo, 9 mayo y 3 junio, en las que realizaron el mayor número de hallazgos.
“Hemos hecho un catálogo de lápidas para hacer un inventario funerario y compararlo con los registros del libro (Cementerios de Venezuela, de Hanns Dieter Elschnig, año 2000) (...) Nos hemos conseguido con entierros que no aparecen en el registro o inconsistencia en cuanto a lo que dice la lápida en cuanto a año de defunción con la fecha registrada”, explicó.
Unas 40 tumbas, tapiadas durante el deslave de 1999, fueron sacadas a la luz gracias a las excavaciones, tras las cuales numerosos familiares lejanos de quienes están enterrados en este cementerio se han mantenido atentos.
“Todavía nos queda mucho por descubrir”, dijo esta tesista, quien destacó el riesgo sanitario que han corrido debido a la gran cantidad de animales muertos dejados en el lugar por los practicantes de cultos religiosos, por lo que agradeció el apoyo gubernamental para el resguardo de estos espacios.
Carmen Cedeño, también tesista, afirmó que esta ha sido una excelente experiencia: “Hemos aprendido mucho porque hemos practicado. Hemos hecho la técnica del decapado (excavación horizontal) y la prospección, y saber observar y diferenciar los materiales que se utilizaban para las lápidas”, precisó.
A raíz de estos estudios, la cátedra Métodos de Antropología Física en Venezuela, del séptimo semestre de la Escuela de Antropología, ha realizado dos artículos científicos con fines pedagógicos, que también han propiciado los primeros trabajos de campo de los estudiantes de Introducción a la Antropología, en el primer semestre.
Los estudiantes del cuarto semestre, cursantes de Introducción a la Arqueología, igualmente han podido realizar trabajos de prospección, excavación, planimetría o medición de tumbas e identificación de simbología masónica, diferenciación de cruces, y análisis del trabajo de los talleres encargados de elaborar las lápidas y monumentos.
Guía institucional
Desde octubre de 2014, el IPC se sumó a la mesa técnica conformada por la Alcaldía, la Gobernación, la UCV, el Gabinete Ministerial de la Cultura de Vargas y la Oficina de Patrimonio del Concejo Municipal, con el fin de recuperar este camposanto.
Según Isabel De Jesús, arqueóloga del IPC, en este cementerio existen más de 500 tumbas o personas enterradas de origen alemán, inglés, judío, curazoleño y hasta chileno, por sólo nombrar algunos.
“Eran extranjeros que llegaban al país aunque sea por un momento y, por enfermedades diferentes como fiebre amarilla, malaria y problemas cerebrales, accidentes o suicidios, morían y eran enterrados aquí”, contó.
Explicó que a los extranjeros con una religión diferente a la católica no se les permitía la sepultura en los cementerios locales, por lo que un grupo de seis alemanes masones, miembros de la Legión Unitaria número tres de La Guaira, adquirieron en 1853 estos terrenos que antes pertenecían a las afueras de La Guaira, a nombre de la Sociedad del Cementerio de los Extranjeros.
El primer entierro se registró un año antes, en 1852, cuando fue sepultado Alan Rowses, un joven serbio de 23 años. A partir de 1920 se hallaron sepelios de venezolanos católicos. El último registrado fue en 1992.
Riqueza cultural
El Cementerio de los Extranjeros fue declarado Patrimonio Cultural Municipal en 1999 por el Concejo Municipal y Bien de Interés Cultural en 2001 por el IPC.
Abilio De Oliveira, antropólogo de la Oficina de Patrimonio Cultural del Concejo Municipal, afirma que este es un diamante en bruto que resume la evolución de La Guaira, lo que puede ser aprovechado culturalmente, tal como ocurre en Argentina con La Recoleta y en Portugal con el Cemíterio Dos Prazeres.
“Tenemos muchas personas representativas, entre ellas a Federico Lessmann, padre de la fotografía en Venezuela; el general Daniel Dibble, uno de los constructores del Capitolio Nacional. A nivel regional está el ingeniero Arístide Muñoz, quien diseñó y construyó la Catedral de La Guaira, la Ermita del Carmen y el antiguo mercado municipal, que ya no existe. También tenemos a una sobrina del poeta Juan Antonio Pérez Bonalde y los educadores Juan Aranga y Emilio Gimón Sterling, todos masones”, enumeró.
Explicó que las tumbas de mármol fueron diseñadas por 16 firmas de talleres reconocidos, entre ellos los de los italianos Emilio Gariboldi y Julio Roversi, reconocidos por sus piezas funerarias, muchas de ellas en mausoleos del Cementerio General del Sur. El primero diseñó parte del ornato del Arco de la Federación, y el segundo, varias piezas destacadas en el Panteón Nacional.
En las tumbas es abundante la simbología de la masonería, por lo que este podría ser el único cementerio masónico de Venezuela. Esta corriente filosófica predominaba en el país a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, recordó De Oliveira.
Muchas de las actas de defunción fueron firmadas por el médico alemán Gottfried August Knoche, famoso por sus momias, y otras pocas, unas tres o cuatro, por el doctor José Gregorio Hernández, siervo de Dios y Venerable de la Iglesia Católica.
“Este cementerio abarca todo: Desde el punto de vista arqueológico, educativo, de las artes, la historia de La Guaira y de la Venezuela de la época”, dijo el antropólogo, quien sueña con ver materializada la restauración total de este monumento.